jueves, 22 de abril de 2010
La contaminación está acabando con el Nilo
Antes de descubrirse que el Amazonas es el río más largo del mundo, el Nilo ostentaba ese título. Desde niños hemos escuchado su nombre en los libros de geografía y su sola mención nos hacía viajar imaginariamente a la época de los faraones, los jeroglíficos y las pirámides. Por desgracia, el río Nilo actualmente no sólo nos remonta a épocas gloriosas y míticas. Ahora, para hablar del Nilo, de forma inevitable debemos mencionar un término poco mágico: contaminación.
Con 6.756 kilómetros de largo, el río Nilo atraviesa diez países africanos. Nace en Burundi y desemboca en el mar Mediterráneo (el mar más sucio del mundo).
Convertido en un atractivo turístico de importancia mundial, en sus riberas no sólo se han asentado poblaciones, sino también hoteles, comercios de todo tipo e innumerables fábricas que producen desechos orgánicos e industriales que muchas veces terminan en sus aguas.
Especialistas estiman que cada año se arrojan casi 275 millones de toneladas de residuos orgánicos e industriales (provenientes de hospitales, hoteles y sistemas de alcantarillado) en la parte egipcia del Nilo.
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